CIRCULACIÓN DE UN TREN ESPECIAL DE AUTORIDADES, ENCABEZADAS POR PASQUAL MARAGALL, PRESIDENTE DE LA GENERALITAT DE CATALUNYA, ENTRE RIPOLL (GIRONA) Y LA TOUR DE CAROL (FRANCIA), CON MOTIVO DEL 75.º ANIVERSARIO DE LA CONEXIÓN FERROVIARIA INTERNACIONAL POR LA CERDANYA. Octubre 2004.
El siguiente hito conmemorativo dentro del 75.º Aniversario de la Conexión Ferroviaria Internacional por la Cerdanya, fue el viaje que una amplia representación política e institucional, encabezada por el presidente de la Generalitat de Catalunya, Pasqual Maragall, debía realizar hasta Puigcerdá (Girona) y La Tour de Carol (Francia). El encuentro con representantes gubernamentales franceses y andorranos que yo había concebido debía venir a representar el avance transfronterizo que constituyó en su día la apertura de esta línea transpirenaica, sujeto al programa correspondiente. Programa de actos.
A la llegada del presidente Maragall a Ripoll para ponerse al frente de la comitiva fue recibido por los miembros de ésta que allí le aguardaban. Allí estaban Teresa Jordà, alcaldesa de Ripoll; Josefina del Pozo, presidenta del Consell Comarcal del Ripollès; Joan Vilalta, presidente de la Unió Intersectorial i Empresarial del Ripollès; Mariano Garrido, director general de Cercanías de RENFE, así como otras diversas autoridades y representantes de variadas entidades de la sociedad civil.
Para la ocasión había yo situado en los andenes de la estación de Ripoll una unidad eléctrica serie 440, puesta amablemente a mi disposición por RENFE. A ella fueron subiendo los miembros de la comitiva organizada, toda vez que el presidente Maragall, en compañía de su esposa, Diana Garrigosa, quiso saludar al conocido jefe de maquinistas Jordi Valero, presente en numerosos actos ferroviarios de carácter histórico y a quien, también en esta ocasión, había yo decidido poner a los mandos del convoy.
El recorrido en tren tras abandonar la estación de origen estuvo jalonado por paradas en todos y cada uno de los pueblos de la línea cuyo aniversario se conmemoraba. En sus respectivas estaciones, la comitiva fue saludada por los miembros de sus corporaciones municipales, además de cuantos vecinos lo desearon, de entre cuantos habían acudido a ellas para saludar a tan inusuales viajeros. Ribes de Freser, Planoles, Toses, etc., fueron testigos de repetidas escenas de este tipo.
En algunas localidades, el agasajo a los ilustres viajeros no se limitó a acudir a saludarles sino que organizaron verdaderos festejos, amenizados por grupos musicales u otros. Entre los miembros de la comitiva desplazada se encontraban el citado Manuel Nadal, secretario de Mobilidad de la Generalitat de Catalunya, e Irene Rigau, en representación, también, de la Generalitat. Josep Manau, director de Cercanías de RENFE en Cataluña, compartía viaje con nosotros junto al citado Mariano Garrido, especialmente desplazado desde Madrid, así como numerosos alcaldes locales.
Llegados a Puigcerdà, la comitiva fue recibida por la Corporación Municipal, toda vez que se unieron a la misma un nuevo y nutrido grupo de autoridades. Así, ésta quedó finalmente definida en su configuración definitiva, excepción hecha de los componentes de la delegación francesa, los cuales se hallaban todos esperando el tren español en los andenes de la estación fronteriza de La Tour de Carol, ya al otro lado de la frontera.
Tras la breve detención en Puigcerdá, el tren emprendió su marcha, dispuesto a atravesar la frontera que 75 años antes se había atravesado con carácter inaugural. Ya en territorio francés, el tren hizo su entrada en la citada estación de La Tour de Carol donde era aguardado por autoridades, representantes y un numeroso público venido de todas las comarcas limítrofes. Con ello, quedó configurado el total de autoridades que, con tan singular ocasión, habían yo convocado al otro lado de la frontera.
El descenso del tren especial resultó notablemente accidentado tras haber quedado desbordada toda previsión de asistencia por mi parte. No sólo se habían desplazado numerosos vecinos de las zonas colindantes del sur de Francia, sino también del vecino Principado de Andorra. Así, tras la recepción en los andenes, que resultaron insuficientes para dar cabida a semejante aglomeración, logré que la comitiva fuera abriéndose paso hasta uno de los locales de la estación, donde había dispuesto que se sirviera un aperitivo.
Una vez más, las previsiones de espacio por mi parte en las estancias en que debía servirse el aperitivo se vieron totalmente superadas, resultando necesario el rápido desplazamiento a la zona en que debían tener lugar los parlamentos institucionales. Ésta tampoco resultó suficiente. Sobre todo, atendido que el público asistente que había decidido acudir a los actos no dejaba de aumentar. Aun así, dispuse lo conveniente para que, cuanto antes, pudieran tener lugar intervenciones programadas.
Los representantes del tejido civil francés, encabezados por mi buen amigo Guy Saurat, que había decidió apoyarme en la organización de tan magna celebración, formaba destacada parte del acto institucional celebrado en los salones de la estación de la SNCF de La Tour de Carol-Enveitg. La representación oficial francesa se hallaba compuesta por Pierre de Pastors, alcalde de Enveitg; Albert Truno, alcalde de La Tour de Carol; Marcel Mateu, vicepresidente del Conseil Général des Pyrénées Orientales, en representació de Christian Bourquin, 1.er vicepresidente del Conseil Régional du Pyrénées Orientales; y Augustin Bonrepaux, presidente del Conseil Général de l’Ariège. Tras sus respectivas intervenciones, Pasqual Maragall efectuó la suya, a modo de conclusión.
Finalizado el acto, dispuse que los presentes se dirigieran a la unidad eléctrica que había hecho venir poco antes a aquella estación procedente de territorio español. En ella embarcaron tanto los miembros de las delegaciones españolas como los de la francesa y la andorrana. Volvía a figurar entre ellos una nutrida representación institucional. Joan Carretero, conseller de Governació de la Generalitat de Catalunya; Xavier Casas, teniente de alcalde del Ajuntament de Barcelona; Irene Rigau, en representación de la citada Generalitat de Catalunya; etc. Joan Vilalta, actuaba a su vez y en cierta medida de anfitrión, atendida su calidad de presidente de la Associació Transpirinenca, alma mater de la conmemoración.
Llegado el momento, el tren partió nuevamente en sentido inverso para dirigirse a Puigcerdà, donde debía tener lugar el acto central de la jornada. Durante el trayecto, dispuse que los delegados de la Comisión Organizadora, encabezados por Maria Carme Puertas, distribuyeran entre los presentes unos trípticos de difusión con la historia de la vía férrea hasta Puigcerdà. Al llegar, la comitiva se dirigió al escenario levantado frente a la estación de ADIF de Puigcerdá, donde debían tener lugar los parlamentos institucionales. En ellos volvería a reivindicarse la necesidad de potenciar este eje ferroviario transfronterizo, así como el papel que debe seguir teniendo como importante arteria de conexión internacional entre ambas partes de esta zona de los Pirineos.
Tras la bienvenida de Joan Planella, alcalde de la capital de la Cerdanya, tomaron la palabra, sucesivamente, Joan Vilalta, presidente de la mencionada Associació Transpirinenca; Bernard Valero, cónsul general de França en Barcelona; Charles Marziani, vicepresidente del Conseil Régional del Midi Pyrénées, en representación de Martin Malvy, presidente del citado Conseil Régional; y Miquel Àlvarez, ministro de Economía del Principat d’Andorra.
Terminadas las intervenciones, dispuse que se cumpliera solemnemente con el encargo que me habían hecho los alcaldes de las diferentes localidades de la línea entre Barcelona y Puigcerdà, haciendo entrega al presidente de la Generalitat de los manifiestos firmados por todos y cada uno de ello. Manifiestos en los que se pedía al Gobierno que ofreciera la mayor determinación a la hora de defender la pervivencia y potenciación es este eje ferroviario. Pasqual Maragall recibió la carpeta con los citados manifiestos, toda vez que quedó encargado de dar conclusión al acto.
En su parlamento de cierre, el citado Pasqual Maragall dio las gracias por la calurosa acogida dispensada por los habitantes de aquellas comarcas, toda vez que se comprometió, en nombre de la Generalitat de Catalunya, a defender la más profunda revitalización del eje ferroviario cuya conmemoración allí les congregaba. Concluido el acto, dispuse que los presentes se dirigieran al Ajuntament, donde eran esperados para firmar en el libro de honor.
Atravesada la población entre la algarabía general de sus habitantes, los componentes de la comitiva oficial, encabezados por el presidente Maragall, llegamos finamente a la sede consistorial donde, acompañados del alcalde, Joan Planella, con el que me había tocado compartir numerosos esfuerzos organizativos de la celebración, firmaron sucesivamente en el libro de honor del Ajuntament.